Incluso hoy, a 15 años después de su muerte, las imágenes de Mónica Santa María provocan una ansiedad melancólica, como si a pesar de la distancia uno sintiera que alguien —uno mismo— pudo gritar o correr o decir algo y evitar la tragedia. En 1994, la “dalina chiquita" cogió una pistola y se pegó un disparo en el paladar. Fue el fin de una penosa depresión que llenó de neblina todo ese mundo de colores. Pero mientras la noticia corría y llenaba a conmocionados niños de preguntas, en los estudios de televisión la tristeza se mezclaba con auténtico pánico. Los ejecutivos sospechaban que Mónica Santa María era un órgano vital en ese fructífero negocio de la fantasía llamado Nubeluz. Y no se equivocaron, con la muerte de mónica definitivamente comenzo el declive y final del mundo de Nube Luz.
Ninguna de las conductoras de NubeLuz podía reemplazar a Mónica, eso ya había quedado largamente demostrado cuando la chica se fue de vacaciones meses atrás. Quizás presionados por las circunstancias, los productores (luego de hacer un recordado programa de homenaje a la dalina) tomaron una de las decisiones más polémicas de la historia del programa: seguir emitiendo imágenes de archivo de Mónica, a la misma hora y en el mismo canal. Sin embargo, lo que antes transmitía gracia, simpatía y dulzura, daba ahora la sensación tétrica de estar frente a un velatorio interminable, incómodo, triste como una enfermedad larga que no se curará.
Durante meses, la Dalina no pudo descansar en paz.
Parecía solo una estrategia típica para ganar tiempo, pero los televidentes no los soportaron. Las quejas llegaron pronto. Hay cosas difíciles de explicar para los niños pequeños y una de esas cosas es que los muertos hablen. TV +, el suplemento televisivo de El Comercio, empezó a recibir cartas de padres que se quejaban: un papá escribió que su hijo le preguntaba si su madre —fallecida recientemente— también podía revivir “igual a la Dalina", otro denunció que su hijo lloraba al ver las imágenes y una mamá dijo haber tomado la decisión de prohibir a sus niños ver canal 5 los sábados por la mañana.
Mientras las imágenes de Mónica seguían apareciendo, el amarillismo hacía su negocio. Hubo un diario llamado Super Idolo que debió su existencia por meses a continuos "hallazgos" en el caso de la Dalina. Todos los días, ponía la cara de Mónica y esa cara siempre era la misma: la sonrisa en el set de televisión, su belleza inaudita, su repentina inmortalidad.
Hoy en Internet existen cientos de páginas y videos colgados por admiradores que les hacen clips homenajes con canciones cursis de fondo. Quizás debido a la exposición post mortem, a esa insistencia televisiva, nunca podremos ver las imágenes de la Dalina sin que la piel se nos erice un poco, será muy difícil tararear en la mente un “eh oh eh, eh oh ah" o recordar el rumor de voces de niños en el Amauta sin que irrumpa por siempre el imaginario, seco y terrible ruido del instante final.
Definitivamente Mónica Santa María fue un ángel que encandilo con su carisma y belleza a muchos nubetores y muchos papis también, pero ella no pudo soportar una de las pruebas que nos da la vida, que es el dolor de perder o no contar con quien se ama, sin embargo dejo muchos mensajes y enseñanzas a quienes tuvimos la dicha de contar con ella, pensé que jamás nubeluz volvería a ser igual sin ella, y no me equivoque pues era la favorita de muchos niños que no comprendian que había pasado. Lo único que me queda decir es que si existe un cielo y un Dios, la tenga en la nube más hermosa y llena de ternura que le pueda brindar, porque así era ella, una hermosa y tierna joven que nos llenó de amor. Que Dios te bendiga Mónica Santa María, hasta luego..!!